PALACIO DE INVIERNO
La obra arquitectónica y de interiorismo “El Palacio de Invierno”, diseñada por Gabriel Sánchez Viveros, representa una fusión innovadora entre la estética Nashd de Arabia Saudita y la influencia mexicana, creando un diálogo intercultural que trasciende los límites tradicionales del diseño. Esta residencia, concebida en el año 2006 para un miembro de la familia real saudita, se ubica en medio del desierto, donde la transformación del entorno en un oasis refleja no sólo la interacción con el paisaje, sino también la sensibilidad de la obra hacia su contexto geográfico y cultural.
Desde la perspectiva arquitectónica, el Palacio de Invierno se caracteriza por su integración armónica con el paisaje desértico circundante. La investigación previa del terreno, se evidencia en la elección de materiales y en la forma en que la estructura mimetiza su entorno y la utilización de materiales que evocan las texturas del paisaje, crean un diálogo visual y simbólico con el desierto, transformándolo en un espacio de contemplación y pertenencia. Cabe resaltar el patio interior que resguarda una fuente inspirada en la arquitectura de La Alhambra, La fuente del Patio de los leones abre camino para diseñar la fuente de los halcones, cada una de las esculturas de cantera color naranja de esta obra artística se basó en un estudio fotográfico del hobby por la cetrería atesorado por el cliente.
El diseño interior refleja un refinado trabajo de detalles inspirados en la cultura árabe de Nashd, con reminiscencias de la geometría y la ornamentación propia de las ruinas de Hail. La presencia de elementos como la mashrabiya, los tapetes de piedra adornados con patrones geométricos y orgánicos, así como las cabeceras inspiradas en joyería árabe e inspiraciones artesanales, evidencia un profundo respeto por las tradiciones culturales, fusionándolas con la sensibilidad estética mexicana. La paleta de colores, los patrones y los materiales utilizados en el interiorismo aportan calidez, lujo sutil y un sentido de conexión entre ambas raíces culturales.


En la arquitectura de paisaje y el exteriorismo, el proyecto presenta jardines cuidadosamente diseñados, un lago artificial y esculturas que complementan el espacio de forma orgánica. La construcción se integra en su entorno, promoviendo una experiencia sensorial que conecta la estructura con su medio natural mediante el uso de elementos vegetales y acuáticos en armonía con la estética nashd y mexicana.
La diversidad de nacionalidades involucradas en la construcción nutre la obra de un carácter plural y global, donde la comunicación a través de la arquitectura fue crucial y trasciende las diferencias culturales. La influencia mexicana en una obra de arquitectura árabe-nashd, combinada con la visión moderna y el respeto por lo tradicional, hacen de “El Palacio de Invierno” una obra única que refleja tanto el espíritu de su contexto como la sensibilidad de su creador.
En conclusión, “El Palacio de Invierno” es un testimonio de cómo la arquitectura puede ser un puente intercultural y medio de expresión artística, en la que la tradición y la innovación coexisten en un espacio que celebra su entorno, su historia y su identidad cultural .