Para garantizar su supervivencia, a lo largo de la historia, las sociedades tuvieron que adaptarse a su entorno. Las grandes pandemias como la peste negra, la gripe española o el cólera mermaron a la población y obligó a tener mayores medidas de higiene, rediseñar los espacios habitacionales, los servicios de alcantarillado y agua.
Pero en el caso del coronavirus (Covid-19) las medidas aún son inciertas. En ciudades como Bogotá, Nueva York, Berlín o Philadelphia han optado por ampliar o habilitar ciclovías a fin de evitar las conglomeraciones en el transporte público e incluso han readaptado salas con el fin de tener una mayor capacidad hospitalaria. Pero la realidad de México, en particular de la CDMX, no deja muchas alternativas para los 8.9 millones de habitantes que hasta 2019 tenía contabilizados el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
“El crecimiento de la ciudad está yendo hacia arriba y no hacia los lados; el mayor problema que tenemos es la centralización de los servicios. Todo está en la capital a pesar de que el país es muy grande. ¿Qué sucede? Que ya no hay espacio y las construcciones que se hacen son pequeñas y verticales. Es la tendencia actual de la arquitectura porque nuestras ciudades se hicieron pensando que la vida estaba afuera por eso los multifamiliares se diseñaron con espacios verdes o canchas afuera pensando que las habitaciones sólo eran lugares para dormir o cocinar”, explicó el arquitecto por la UNAM Gabriel Sánchez Viveros a ContraRéplica.
Sánchez Viveros, quien pasó más de 15 años diseñando y construyendo palacios para la familia real de Arabia Saudita, mencionó que el crecimiento en los años 50 y 60 del entonces Distrito Federal se hizo pensando en la centralización de los servicios, pero nunca se contempló una pandemia, el crecimiento exponencial de los habitantes, los trabajadores que se trasladan a la capital y viven en la periferia o la propia movilidad de la sociedad.
En ese sentido, abundó en que la necesidad de modificar tanto los espacios como las políticas públicas en cuanto a parques y casa-habitación así como el uso de energías limpias, es más que evidente.
“Hablando de Latinoamérica, en particular de México es evidente que se tienen que replantear muchas cosas. El problema es que se tienen que planificar y se debe concientizar a los ciudadanos. Es obsoleto que sigamos apostando a energías que contaminan, como el petróleo cuando existen alternativas como la eólica o que hagamos ciclovías si la gente no las utiliza. En el caso de otras pandemias el tema se resolvió modificando los sistemas de alcantarillado o transporte de agua, eso ya la tenemos entonces ahora debemos planificar cómo transportarnos porque este virus no se contagia por vía aérea o por el agua y en ese sentido las ciclovía podrían ser una buena alternativa, porque actualmente se da mucha prioridad a los automóviles”, agregó el también artista plástico.
Consideró que durante los próximos dos meses, especialmente, y el próximo año cambiarán fundamentalmente la forma en que pensamos el diseño de la ciudades, pero que es un cambio que tendrá que ir de la mano con la concientización de la sociedad. Entre los cambios planteados está la creación de edificios que puedan cambiar rápidamente a un uso diferente en el caso de una epidemia u otro tipo de desastre.